"Por dos veces arrojó (Maui) al dios (del fuego, Mauike) a una increíble altura, y volvió a recogerlo como una pelota en sus manos. A continuación, jadeante y rendido, Mauike propuso a Maui dejar de pelear y perdonarle la vida, prometiendo cualquier cosa que le pidiera. Maui: "Sólo con una condición te perdonaré: que me digas el secreto del fuego ¿Dónde se esconde? ¿Cómo se produce?".
Mauike se lo cuenta en el interior de su maravillosa morada: "En una esquina de la misma había una gran cantidad de fibra de cocotero; en otra haces de palos para prender fuego: de hibisco limonero (au), Urtica argentea (oronga), tauinu, y particularmente banyan (aoa, Ficus Indicus).
Mientras preparan el fuego cantan una canción... y casi al terminarla: "Maui percibió una pequeña columna de humo que surgía del fino polvo producido por el frotamiento de ambos palos. Perseveraron en su trabajo, y el humo fue espesándose; y alentado por los soplidos del dios, una llamita hizo su aparición entre el humo, a la que se alimentó con fibras de coco, a modo de yesca. Mauike, a continuación, colocó encima varios de los haces de palos que tenía preparados, y al poco había un hermoso fuego llameando, para asombro de Maui.
Así fué como se reveló el gran secreto del fuego."
James G. Frazer. Mitos sobre el origen del fuego (en Polinesia y Micronesia). Editorial Alta Fulla, 1986
M.A., 12-08-1990
"La planta (narthex) en la que Prometeo transportó el fuego robado suele identificarse habitualmente con el hinojo gigante (Ferula communis), que crece en todas partes en Grecia, y puede hallarse con especial abundancia en Phalerum, en las cercanías de Atenas. El viajero francés Tournefort halló este hinojo arborescente en Skinosa, la antigua Skinussa, una pequeña isla desierta cercana a Naxos. Describe el tallo como de cinco pies de alto y tres pulgadas de ancho, con nudos y ramas situados a intervalos de diez pulgadas, y todo ello cubierto de una corteza bastante dura. "Este tallo está relleno de una pulpa blanca que, cuando está muy seca, prende como la yesca; el fuego se mantiene prendido perfectamente, consumiendo la pulpa lentamente, sin llegar a dañar la corteza; de ahí que la gente emplee esta planta para transportar el fuego de un lado a otro "...
James G. Frazer. Mitos sobre el origen del fuego (en la Grecia antigua). Editorial Alta Fulla, 1986
que interesante
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